domingo, 8 de marzo de 2015

CreaVA15. Creadores Vallisoletanos


A lo largo de este mes se celebra en diferentes ciudades europeas el CreArt, siendo el día más importante el 21 de marzo: Día Europeo de la Creatividad Artística. Una de las poblaciones en las que se desarrolla dicho festival es Valladolid. Aquí entre los días 6 y 29 podréis disfrutar de un montón de actividades, siendo la más importante el CreaVA. ¿Qué es el CreaVA? Se trata de exposiciones situadas en diferentes bares y tiendas de nuestra ciudad. Este año contamos con 7 exposiciones comisariadas por los coordinadores Marta Álvarez y Paco Villa junto a Esther Gatón, Jorge Consuegra y Virginia Díez como comisarios invitados. En las diferentes salas se podrá ver obra de más de 30 jóvenes artistas.
La inauguración del CreaVA tuvo lugar el viernes día 6 de marzo a las 6 de la tarde en Gondomatik. El estreno consistió en una ruta guiada por todos estos espacios, en cada uno de los cuales el respectivo comisario dio unas breves pinceladas sobre la exposición de la que estaba encargado. El acto gozó de una gran acogida por parte del público si bien eché de menos la presencia de algún representante del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid, más concretamente la de los expertos en arte contemporáneo.

Los comercios y bares que participan en el CreaVA los podréis ver en el siguiente flyer. Habiéndome encantado tanto el acto de inauguración como las exposiciones quiero reseñar que las que más me sorprendieron fueron las celebradas en Pintaderas (C/ Platerías, 5), Gondomatik (C/ Gondomar, 20) y en el Taller de Fotografía "El Carrusel", las cuales están siendo comisariadas por Esther Gatón, Virginia Díez y Marta Álvarez respectivamente. Enhorabuena a las tres.

A continuación podréis ver los textos escritos por los comisarios de las diferentes exposiciones así como fotografías de estos espacios. Os animo fervientemente a ir. Si queréis información más concreta podéis visitar la web oficial de CreaVA: www.creava.es

La fiesta del arte contemporáneo en Valladolid
La segunda edición de CreaVA vuelve a ser un acontecimiento para el mundo del arte contemporáneo de la ciudad de Valladolid. Durante algo más de tres semanas, se podrá disfrutar de 6 exposiciones firmadas por diferentes comisarios locales. La programación incluye además una proyección de audiovisuales, una galería guerrilla y una serie de actividades paralelas, charlas y visitas guiadas centradas de nuevo en la celebración del Día Europeo de la Creatividad Artística y su motor CreArt. 
Una vez más, CreaVA se centra en el arte y la creación emergentes, apostando por la producción artística de los más jóvenes que aún –por edad o circunstancias- no han sobrepasado las fronteras locales o, si lo han hecho, tienen aún escasa repercusión. Y una vez más, CreaVA busca ser un enlace, una humilde mediación entre artistas y público, que van estrechando su distancia gracias a este tipo de eventos que acercan el modo de ver la realidad de los artistas a todos los espectadores.
Pero no todo permanece: CreaVA ha mutado, aprendiendo de los errores y buscando subsanarlos. El cambio esencial de esta edición es, precisamente, la selección de una serie de comisarios más allá de los coordinadores que en la anterior ocasión realizaron toda la selección de obra. En aras de una mayor calidad por un lado, y de la conformación de una pequeña “escuela de comisarios” por otro; los coordinadores Paco Villa y Marta Álvarez han seleccionado a Esther Gatón, Jorge Consuegra y Virginia Díez para que cada cual desarrollara su propio proyecto expositivo. El resultado es una mezcla heterogénea, plural y de calidad que permite la confluencia de diferentes puntos de vista y amplía los horizontes de la muestra.
CreaVA otra vez se centra en las artes plásticas y en la fotografía en los espacios de Gondomatik, Pintaderas, Sildavia, Carrusel, Vinyl & Wine y Beluga; a lo que sumamos un ciclo de audiovisuales que se desarrollará en el Cineclub Casablanca en los cines Manhattan. La exposición cuenta además con la colaboración de la Fundación Alberto Jiménez-Arellano Alonso de la Universidad de Valladolid, que acogerá en el patio del palacio Santa Cruz la galería guerrilla que incluye también este año un concurso para estudiantes de bachillerato.
Con una nómica de más de 30 artistas, CreaVA quiere visibilizar el trabajo de todos esos creadores que buscan dar salida  a sus piezas sin lograr encontrar espacios expositivos. Por ello, propone llevar el arte a lugares de exhibición alternativos –como tiendas o bares- donde hay público no especializado y probablemente tampoco iniciado en el coleccionismo, que CreaVA busca incentivar a través de la venta directa de obra de los artistas participantes.
CreaVA se consolida así poco a poco como una cita ineludible de la creación contemporánea vallisoletana y una fiesta del arte, ofreciendo una nueva imagen de la ciudad que muestra su renovado espíritu.
¡Bienvenidos todos a este CreaVA15!


¿Qué es Software cultural?
Sede: Gondomatik (Calle Gondomar, 20). Comisaria: Virginia Díez
Software cultural es un dispositivo artístico planteado como proyecto de experimentación común entre comisaria, artistas y público. La exposición propone un juego participativo al espectador, a quien llamamos a filas para unirse a nuestro círculo vicioso de creación colectiva. El objetivo es desdibujar aún más las líneas ya difusas que antes nos permitían posicionarnos en bandos – productores o consumidores culturales, comisarios o espectadores de arte –  y que ahora son prácticamente invisibles.
La evolución cultural, según apuntaba a finales de los 90 J.M. Balkin, tiene lugar gracias a la transmisión y la difusión de información que recoge la mente humana.  Ese amasijo de ideas, opiniones y “saber hacer” recibe el nombre de software cultural y se traspasa de unos individuos a otros a través de la comunicación y el aprendizaje social. La participación activa, pues, se convierte en el ingrediente estrella de la evolución. Esta muestra es un llamamiento para evolucionar juntos, para transgredir los mandamientos mercantilistas que dirigen el sistema de arte tradicional y para desarrollar prácticas culturales de código abierto.
La alusión al término software se antoja reveladora de las transferencias existentes entre el mundo físico y el virtual, que también son transcendentales para poner en marcha nuestro juego. Se requiere del participante la interacción in situ – para dar vida a algunas de las piezas – así como la acción virtual a través de Internet – y en especial de las redes sociales – donde deberá compartir, reproducir y reinterpretar las obras de arte que le han sido presentadas.
Para acelerar el proceso creativo y la interacción del público, el artista se sirve de prácticas inclusivas e integradoras. Se recurre al concepto de grafiti y arte urbano como método de reconquista del espacio público. Se proponen acciones que suscriben el manifiesto de terrorismo poético de Hakim Bey, recordando que si estas no transforman la vida de alguien, además de la del artista, es que no funcionan. Se proponen instalaciones analógicas cuya narrativa se basa en el intercambio creador-espectador.
Estos catalizadores se convierten en fórmulas de ensayo. La praxis permite revalorizar la cultura y realizar nuevas lecturas sobre la figura del público-espectador, quien está empoderado para transformar la obra y transformarse a sí mismo a través de su propia acción.
Los artistas que exponen en esta muestra han aceptado el reto de liberar sus obras a través de licencias Creative Commons. Esto significa que las piezas aquí expuestas se pueden copiar, distribuir y modificar libremente. De forma legal. El espectador no ha de pedir permiso para compartirlas puesto que ya le ha sido otorgado. Sólo ha de compartir. El participante no ha de pedir permiso para crear algo nuevo a partir de estas obras. Sólo ha de crear. El único requisito es que se comparta el resultado con una licencia igual a la original, para asegurar la subsistencia de nuestro círculo infinito de creación.


Topoanálisis
Sede: Taller de fotografía “El Carrusel” (Calle Santo Domingo de Guzmán, 5). Comisaria: Marta Álvarez
La casa es un espacio con valor de protección. La casa nos cobija, nos alberga y nos protege. Frente al afuera y frente a los otros. La casa cruje y habla, y en cada suspiro guarda uno de nuestros temores o uno de nuestros recuerdos.
La casa no es sólo un espacio físico, más allá de las paredes medidas y cronometradas, existe una “casa” aún más profunda que construimos con nuestros movimientos y nuestros gestos. Esa es la casa que nos define, que determina lo que somos y que determinamos. Es la casa que construimos a la medida de nuestros cuerpos y que conserva nuestra intimidad más preciada, una privacidad incomunicable de la que ni nosotros somos conscientes. Esa casa, repetida y ensanchada desde nuestra infancia, somos nosotros, es nuestra subjetividad, nuestro yo. Un yo compuesto de recuerdos y ensoñaciones, de presentes pasados y de futuros imaginados ya pretéritos. La ontología del yo, la propia composición del ser inscrita en cada uno de nuestros cuerpos.
Unos muros que significan mucho más que su presencia física y la separación de la otredad y el exterior. Paredes que confinan nuestro universo, nuestra propia lectura del mundo. Un espacio habitado, vivido en el tiempo y almacenado, pero replicable de manera universal en cada una de las casas en las que desarrollamos nuestra vida.
Gaston Bachelard, en “La poética del espacio” (1957) realiza un particular análisis de este espacio habitado donde se recoge nuestra estancia feliz. Sirviéndose de la psicología, el psicoanálisis y la fenomenología, compone un estudio de la imagen de la intimidad protegida por medio del topoanálisis. Y nos acompaña en un poético paseo a realizar nuestro propio análisis del valor de la casa desde la casa natal.
Esa misma casa es desmenuzada por las piezas que acoge esta exposición, que manifiestan las diferentes visiones de sus autores de este espacio vivido, en diálogo con el espacio geométrico y su exterioridad.
Así, Juan Carlos Quindós nos muestra con su cadáver exquisito, las diferentes formas en las que el cuerpo habita el espacio, más allá de los límites formales impuestos. De la misma manera, Andrés Carretero y Antonio Chumillas, exploran la vivencia de un espacio entre el límite de la noche y el día al calor del hogar y frente a un exterior amenazante.
Alejandro Antoraz describe la casa como reflejo del (des)orden doméstico y familiar fruto de dialéctica entre las proyecciones vitales no realizadas y las experiencias vividas.
Víctor Hugo Martín construye una “casa” lejos de la casa, un espacio de protección necesario en momentos de incertidumbre inconcebible sin su quehacer más natural y cotidiano: la fotografía.
Silvia Ampuero recoge el espacio que alberga los recuerdos familiares de un yo que se disipa pero que se conserva en cada objeto y cada gesto de la casa.
Finalmente, Cristina R. Vecino recurre a la universalidad del espacio habitado, cuyo recogimiento nos obliga al silencio y a la soledad, necesarios también en la construcción de la subjetividad que se encuentra también en las grietas y se resquebraja. Esa misma universalidad es recogida por María Tinaut, que atrapa pedazos de un lugar en el que la vida está inscrita y se respira el recuerdo.
De esta manera, la imagen de la casa, elemento arquetípico y transubjetivo, queda desmenuzado en las imágenes poéticas de estos artistas, ejemplos de un análisis que, si no científicamente válido, sí es evocador y comunicable.


Caldo Joven
Sede: Vinyl & Wine (Calle Platerías, 16). Comisario: Paco Villa.
En 2014, durante la primera edición de CreaVA, realizamos un concurso para alumnos de bachillerato donde parte del premio era que formar parte de los artistas de CreaVA15. De este modo, les ofrecíamos algo tan poco natural (lo cual es inconcebible) como disfrutar una experiencia curatorial en sus propios huesos. Entrar poco a poco en contacto con un mundo que a pesar de no ser diferente a otros ambientes profesionales, parece en ocasiones diferir de cabo a rabo con aquello que nos rodea. Esto, que creemos que no debería ser una excepción, conforma principalmente los valores de CreaVA, visibilizar valores de calidad y que sin embargo no son fáciles de visibilizar. Acercar el arte contemporáneo al público y el público al arte contemporáneo… Y es imposible encontrar un arte más de conforme con una época que mostrando el trabajo de aquellos que están comenzando a construirla
Así, los tres finalistas han elaborado una obra pensando en el espacio expositivo, siempre desde sus propios valores y estilos, esos que les llevaron a ganar la pasada edición de CreaVA en el Museo, pero enfrentándose al aprendizaje de una exposición profesional.
Para acompañarlos, algunos artistas de CreaVA que ya disfrutan de un trabajo profesionalizado y que en su día, estudiaron como ellos bachillerato en Valladolid… Digamos que su padrinos en esta edición. Tres frentes muy diferentes de creación que han tenido la libertad de mostrar la naturalidad de su trabajo en esta nueva sala en CreaVA.
Puede que sea la sala menos madura de toda la muestra. Pero esa y no otra es precisamente su gran virtud, ofrecer la posibilidad al espectador de madurar junto al artista.

Cottage Kilns
Sede: Pintaderas (Calle Platerías, 5). Comisario: Esther Gatón.
Londres era de madera y por eso ardió. Tras esto, la nación hizo de la ampliación del comercio del ladrillo una prioridad. Gran parte de ese desarrollo tuvo lugar en pequeños hornos instalados en los patios traseros de aldeas con abundantes fuentes de arcilla. En consecuencia, la producción de ladrillos pasó a ser una habilidad ordinaria de la vida campesina. La diversidad del origen de los barros con que se fabricaban, así como las variopintas prácticas de cocción, produjeron diferentes matices de rojo en las piezas resultantes. En este punto da comienzo el antropomorfismo; el color fue la primera invitación a pensar que los ladrillos poseían cualidades humanas.
Observa Clifton-Taylor que entre los ciudadanos, aquellas viejas mamposterías en las que los tonos rojos viraban al marrón o al negro, se describían como «el erosionado rostro de un anciano».[1]
Así pues, que un terrón de arcilla cocida llegue a contener cualidades humanas de índole ética,  como ocurre con la “honestidad” o la “amabilidad” de ciertas paredes de ladrillos, se debe a aquellas deficiencias en la normalización industrial del ladrillo inglés. En sintonía con esa lógica, la exposición cottage kilns es engendrada a modo de horno, como un patio acondicionado a fin de llevar a cabo cierta manufactura anómala del material. Podemos pensar que los usos auténticos de las obras no se sitúen antes de su exposición, sino algo más tarde: durante su trasiego. Conscientes o no, con sus trabajos, Ricardo Suárez, María Tinaut, Andrés Carretero, Alberto Marcos, Magnífico Margarito y Eloy Arribas contribuyen a esto. Sus piezas no tienen porqué ilustrar un patio, aunque lo hagan, no tienen porqué hablar de hornos, aunque se pueda pensar que lo proponen, ni tampoco tienen porqué vincularse necesariamente a Londres, como uno que se detenga en la primera frase podría llegar a pensar que están relatando. Sin embargo, siempre es posible que la negación sólo haya sido otro tipo de provocación, y que realmente sí lo estén haciendo. A estas alturas, resulta incluso bastante probable que ninguno de nosotros haya decidido el nivel de lectura que quiera conceder a sus maneras de aparecer, a modo de sarpullido o de promesa, en el espacio de Pintaderas.
Caminando se establece un tipo de relación con el espacio, que pendula entre la violación y el respeto.  A través de esto, el entorno se pliega de asombros, y por esa situación es sano concederles ciertos injertos, ciertas cosas rarunas que acostumbramos a llamar obras, y que si uno revisa con atención puede olvidar qué son. Finamente, quién se encuentra a un cuerpo u objeto cuyas cualidades materiales discuten animadamente, agarra un remanente visual; lo disfruta. Entonces, el susodicho, (que podría ser usted mismo) inevitablemente se llevará unos residuos –cierta escolta espectral- de lo que ha visitado.

Antiguo TeXtamento
Sede: Sildavia (Calle Arribas s/). Comisario: Jorge Consuegra.
Dios hizo el mundo en 7 días. Moisés separó las aguas del mar rojo con su bastón. Abraham casi sacrifica a su hijo porque Dios (una voz misteriosa) se lo ordenó. Son cosas que a muchos de nosotros (tengo 38 primaveras) nos han contado desde pequeños en clases de religión, catequesis y demás, en un país de semejante tradición, para adorar a un dios que  se nos antoja antiguo y trasnochado. Las historias que nos cuenta el antiguo testamento podría ser ahora mismo comparable con las aventuras de Heracles u Odiseo, la fábulas de Esopo o Samaniego, o las épicas batallas de Aragorn o Gandalf.
El objeto de esta muestra  es confrontar textos muy antiguos, incrustados en la cultura popular, con una visión de espectadores que todavía puede que los haya escuchado en su infancia, pero que se encuentra en un mundo ya completamente ajeno.
Es parte de nuestra cultura el poder que la iglesia ha tenido en la sociedad, cómo ha estado presente, y está infiltrada, en todos los estamentos, como la grasa de un jamón; la iglesia católica, que sería una secta en cualquier país sano sigue teniendo un enorme poder de influencia, entre otros en la educación, el poso religioso que nos ha quedado. No propongo hacer un cuestionamiento general de la iglesia; eso ya lo hacen otros de una forma más precisa, incisa e imaginativa que lo que personalmente podría hacer. Pero si creo que es un ejercicio interesante coger textos de sus pilares y llevarlos a un terreno gráfico contemporáneo, dar otra vuelta de tuerca a la imaginería heredada, convertirlos en las leyendas que verdaderamente son, e incluso transformar la historia que nos cuentan. Confrontar lo antiguo con lo nuevo.
Para ello he escogido una serie de autores que creo que pueden afrontar de una forma eficiente e imaginativa estos temas. Muchos son ilustradores, contadores de historias con imágenes. Afrontan los temas mediante el uso del humor, tergiversan los hechos y se los llevan  a su terreno en lo narrativo y en lo gráfico. Para el espectador puede ser didáctico y divertido, también una confrontación entre lo aprendido y la versión; se convierte en una acción lúdica; ver una muestra de arte y a la vez un episodio de “Hora de aventuras”.
A parte de las imágenes relacionadas con el tema propuesto para el espacio, hay reservada una área donde los artistas muestran piezas representativas de su trabajo.

Hábito de Temporada
Sede: Pintaderas (Calle Angustias, 12). Comisario: Paco Villa
Un mundo dividido en fronteras inexistentes, tan solo dibujadas por trazos en mapas y puestos militarizados. Un mundo con diferentes mercados, divisas, monedas… Lenguas, razas, religiones, políticas. Una torre de babel que compone un universo global cada vez más fragmentado. Las viejas y anticuadas ideas nacionalistas contra las mismas formas liberales de división social. Todos somos libres de no hacer absolutamente nada, de mantenernos en nuestro lugar y no remover el collage interpretado por heredadas ataduras.
Libertad irreal. Ganada libertad irreal. Todos nos creemos libres y sin embargo vivimos en nuestra propia cárcel . Y el primer lugar fronterizo al que nos enfrentamos sin confrontación ninguna es la propia piel. Esta es la línea que nos separa de toda realidad fuera de nosotros mismos, delimitando el corpóreo espacio, un personal territorio.
Podríamos pensar que las ropas con las que cubrimos nuestro cuerpo es parte de esta frontera, pero no son más que copias inertes de la propia dermis, de tal modo que durante siglos y aún hoy, utilizamos dermis satélites para proteger la personal nación. Nuestro cuerpo. El vestuario no es más que nuevas fronteras de quita  y pon, realizadas al gusto del consumidor (o adquiridas al gusto del consumidor) y que tapan sin complejos la historia de nuestro existir. Son las tapas de aquel libro. El tatuaje que esconde un lunar. La gorra que disimula la alopecia. El vestuario es la imagen que vendemos al exterior de nuestro propio “estado”. Es simplemente una tela que esconde nuestras cicatrices, que son marcas de conflicto armado en nuestra biografía.
Así que la piel es la frontera real de nuestro cuerpo y su duplicidad no es más que un vestuario. Una repetición de nuestro propio cuerpo Habito de temporada es un juego entre esta repetición que es proyectada al exterior, en una continuación de nosotros mismos, que sin embargo no puede ser una alegoría de nuestro espacio a pesar de substituirlo o complementarlo.  ¿O sí?
Fotografía obtenida de www.creava.es
Fotografía obtenida de www.creava.es
ROSA DEL ROSARIO / KILL MOTHER IN LAW
Rosa Del Rosario lleva trabajando tres años con la idea de la dermis como compuesto plástico y con la propia naturaleza del vestuario como prolongación de nuestro cuerpo. Licenciada en Bellas Artes y  Técnica Especialista en Vestuario, está cumplimentando su especialización con cursos de escenografía y escaparatismo en Londres, su actual residencia El año pasado ya presentó en CreaVA una instalación textil sobre la naturaleza de estas ideas.
Este año la acompañan y complementan Kill Mother in Law, un joven dueto que se unen para indagar a través de la instalación, el happening y otras formas creativas no “convencionales” ideas que escapan a su concepción de artistas plásticos, sin dejar nunca de lado la imagen plástica y, por supuesto, la ironía. Son muy de merendar.
Fotografía obtenida de www.creava.es

28 días
Sede: Beluga Café (Calle Ramón Núñez, 1). Comisario: Jorge Consuegra.
Las características de CreaVA acotan las posibilidades para comisariar una sala. Pero esta mismas limitaciones siempre pueden convertirse en virtud. Es cierto que enfrentarse a la idea de mostrar el trabajo de artistas interesantes de la ciudad, en espacios tan reducidos y a la vez tan poco maleables, tienden a la repetición de propuestas en la simplicidad del formato. También es cierto que es fácil convertir al artista en un actor secundario ante la propuesta curatorial.
Saltar estos atajos y aprovechar la naturaleza de la sala (un bar) me llevaron a proponer a los artistas esta pequeña aventura. Generar una exposición meramente “plástica”, que no interfiera en las características del comercio y que convierta cada día expositivo en una exposición única. De este modo y bajo unas mínimas normas comunes, los artistas han compuesto obras específicas para CreaVA,  que a través de 11  imágenes generan una pieza diferente cada día de exposición, siendo sin embargo una única pieza.
Así, cada jornada de CreaVA en el café Beluga (C/ Ramón Núñez) se podrá visitar una exposición diferente, a pesar de estar expuestas siempre las mismas piezas.

Fotografía obtenida de www.creava.es
Fotografía obtenida de www.creava.es
Fotografía obtenida de www.creava.es
Fotografía obtenida de www.creava.es
Fotografía obtenida de www.creava.es

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