jueves, 27 de diciembre de 2012

EL HOSPITAL DE SANTA MARÍA DE ESGUEVA I: Fundación e Historia


El Hospital de Nuestra Señora de Esgueva estaba situado hacia la mitad de la calle del mismo nombre. La institución fue fundada, según comentaba ya Antolínez de Burgos, por el conde D. Pedro Ansúrez y su mujer Dª Eylo en los terrenos que formaban su palacio cuando éste vino a Valladolid hacia el año de 1074. En el palacio, que fue construido fuera del recinto de la muralla por un alarife árabe llamado Mahomed, murió en el año 1080 el hijo del conde, D. Alfonso, y en 1118 el propio Ansúrez.
Este hospital era el más antiguo de Valladolid. El epitafio del Conde Don Pedro Ansúrez, en su sepulcro en la catedral de Valladolid, termina con los siguientes versos que según Sangrador se encontraron en el interior de la tumba: “DEXÓ AL HOSPITAL DE ESGUEVA CON OTROS DOS HOSPITALES ”. Los citados versos dan al Conde por fundador de otros dos hospitales. Según Zurita Nieto, se trata de los hospitales de Todos los Santos, reservado a sacerdotes, y del de San Miguel, para caballeros. Estos dos hospitales acabaron reuniéndose (para lograr una mayor efectividad) como lo dice una lápida que se ha conservado, y que dice: “HOSPITAL DE LA COFRADÍA DE TODOS LOS SANTOS, DE LOS ABBADES Y S. MIGUEL DE LOS CABALLEROS, QUE FUNDARON EL CONDE D. Pº ANSSURES Y CONDESA DOÑA YELO SU MUGER. AÑO DE M.C. REEDIFICOSE AÑO DE 1669”. Esta lápida se encontraba en la fachada de la casa número 43 de la calle del Marqués del Duero y ha ingresado en el Museo Arqueológico de la ciudad.
Lápida de la Cofradía de Todos los Santos encontrada en la calle del Marqués del Duero
El Hospital de Esgueva careció de la carta de fundación que documentalmente autentificara su origen y fundación. La escritura debió de perderse, junto a otros documentos, en el incendio ocurrido en el archivo hacia el siglo XV. A pesar de todo consta que fue fundado, durante el reinado de Alfonso VI, hacia los años 1073-1109, por Pedro Ansúrez y Dª Eylo sobre el palacio que ambos regentaban, el cual le cedieron, dotándole asimismo con rentas propias que producían hasta 6.000 ducados, siendo de Patronato Real que aceptó para sí y sus sucesores el referido rey Alfonso VI; y que, para la conservación y dirección, fundaron una cofradía que ejerciese de vice patronato, de gentes nobles y de limpia sangre con el título de Santa María de los Escuderos. En los primeros siglos se la conoce con el nombre de “Confradía de Santa María de Esgueva”, después, con el de “Confradía de los Escuderos de Santa María de Esgueva”; y, por lo menos desde la primera mitad del siglo XVI, con el de “Confradía de Caballeros de Santa María de Esgueva”, o simplemente “Caballeros de Esgueva”.
Samuel Luna. El Conde Ansúrez
Las primitivas Ordenanzas de la Cofradía, que datan del siglo XV, indicaban que en el Hospital se atendía primero a los enfermos pobres de Valladolid; después con el sobrante de sus cuantiosas rentas, se acogía a los pobres menesterosos y especialmente a los ancianos; se socorría anualmente a todos los pobres, y finalmente andando el tiempo, se miró por la honra de las doncellas pobres, fundando dotes, para preservarlas “del infamante mal de la deshonra”. Entre las ordenanzas figuraba otra que decía que “en las casas principales del hospital que estén dos apartamentos… el uno para recibir todos los dolientes varones… el otro para recibir todas las mugeres dolientes”. Después de recibidos, los enfermos eran ingresados, dándoseles a cada uno su cama “según la enfermedad que tuviere… y que sean servidos y visitados de todas las cosas que oviere menester… y que les den de los bienes de la dicha cofradía, físicos, cirujanos y arropes y todas las otras melesinas”. Todo este servicio era gratuito. Pero además existía el hospital “de fuera”, es decir, otros dos apartamentos para hombres y mujeres, pero que estuvieran sanos, pues se trataba de hospital y centro benéfico o asilo. En estas ordenanzas se da a entender ya una disposición arquitectónica a base de dependencias separadas para hombres y mujeres enfermos y lo mismo para acogidos que estuvieran sanos pero que fueran pobres. Los que fallecían, se enterraban en el cementerio de Santa María de la Antigua.
El Hospital fue objeto de diversas visitas Reales, así en el año 1828, los reyes Fernando VII y María Josefa Amalia de Sajonia en un viaje realizado a Valladolid hicieron una visita al Hospital de Santa María de Esgueva. En 1836, año en que se crearon por Real Decreto las Juntas municipales de Beneficencia, el Hospital de Santa María de Esgueva perdió todas sus prerrogativas y quedó desde entonces a cargo de dicha Junta. En 1864 el hospital fue rebautizado con el nombre de Hospital Municipal de Santa María de Esgueva. Un año después tuvo lugar su incorporación al Hospital de la Resurrección. En 1872 el rey Amadeo I también le visitó, conmemorándose tal suceso colocando sobre la puerta de entrada al patio una lápida de mármol blanco con una inscripción en letras doradas que decía así: “S. M. EL REY DON AMADEO I SE DIGNÓ VISITAR ESTE ESTABLECIMIENTO EL DÍA 20 DE JULIO DE 1872. LA CIUDAD DE VALLADOLID CONMEMORA ESTE SUCESO COMO PRUEBA DE GRATITUD A LA CARIDAD DEL MONARCA ”.
Su derribo se produjo en 1971, para ensanchar la angosta calle y, de paso, construir un bloque de ocho o diez alturas, para obtener unas plusvalías. Este es el resultado de tan esperpéntico edificio de viviendas en la zona más ansuriana de la ciudad. En definitiva: fue un gravísimo atentado contra los vallisoletanos y su patrimonio histórico-artístico. El derribo del Hospital de Esgueva supuso, además, la desaparición de varias viviendas y pequeñas tiendas instaladas en su entorno, las cuales dieron lugar al actual conjunto de modernas, y espantosas, edificaciones que configuran dicho espacio, al tiempo, que desaparecía el trazado de la calle.
El Hospital Real de Esgueva en sus últimos días

DESCRIPCIÓN ARQUITECTÓNICA
El Hospital de Santa María de Esgueva Se encontraba situado, exactamente, en la actual calle Esgueva, más o menos en el solar que ocupa un esperpéntico bloque de viviendas que tiene en sus bajos un conocido supermercado, pero su localización original era más hacia el centro de la calle, quedando como la mayoría de las rúas de nuestra ciudad: oscuras y angostas.
Situación del Hospital de Esgueva en el mapa de Ventura Seco (1738)
La fachada e interior de este modesto edificio sufrieron diferentes obras que poco a poco fueron quitándole su aspecto primitivo, quedándole en sus últimos días sin ningún vestigio de su primitiva edificación, siendo el edificio conservado entonces de la época de los Reyes Católicos.
La fachada se subdividía en dos zonas. En la superior, que estaba rematada por una espadaña, se encontraba un escudo real con las armas de la ciudad y del Conde; justo debajo destacaba en relieve el busto del Conde, en medio de esta inscripción: “HOSPITAL MUNICIPAL DE SANTA MARÍA DE ESGUEVA FUNDADO POR EL CONDE ANSÚREZ A CUYA MEMORIA DEDICA ESTE RECUERDO LA CIUDAD AGRADECIDA. 1879”. Ya en la parte inferior se hallaba la puerta de acceso al hospital, y a cada lado de ella una columna rematada con un león abrazando un escudo (se trataba de los escudos de Castila y León y los jaqueles del blasón del Conde Ansúrez). A la altura del arco de la puerta, en sendas hornacinas coronadas por doseletes góticos, se situaban el arcángel San Gabriel y en la otra la Virgen, formando la escena de la Anunciación.
Detalle de la portada. La Virgen de la Anunciación y el león con el escudo jaquelado del Conde Ansúrez
Entre las numerosas copias de la Historia de Valladolid escrita por D. Juan Antolínez de Burgos, destaca una que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid que ofrece la particularidad de estar ilustrada con dibujos, obra de Ventura Pérez. Pues bien, uno de esos dibujos efigia la portada del hospital. Presenta un arco de herradura, confirmando la sospecha que tenía Agapito y Revilla. Es un elemento mudéjar, como el artesonado del zaguán. Pero ya poco antes de la desaparición del hospital aparecía reformado, pues ofrecía un medio punto. A los lados de la portada había dos columnas con los escudos de Castilla y León y los del Conde Ansúrez, y encima de ellos, dos esculturas de la Virgen y el Ángel, componiendo el tema de la Anunciación.
Traspasada la portada se pasaba al zaguán, que poseía un interesante artesonado, de carpintería mudéjar, con los lazos y cobijas policromadas. Posteriormente se accedía a un jardín, que debió de poseer un patio completo, del cual en sus últimos días sólo conservaba un lado. Poseía cuatro columnas con capiteles de hojarasca, del siglo XV, recibiendo zapatas. Detrás venía un patio cuadrado de dos pisos, de columnas el inferior y pies derechos de madera el superior. Las columnas fueron reutilizadas en el Castillo de Fuensaldaña. Al piso superior se accedía por una sencilla escalera, del siglo XVII, dotada de pretil de hierro y pilares de piedra. Finalmente: en la galería alta, frente a la puerta de entrada, existía una lápida de mármol blanco en la cual se hallaba esculpido con letras doradas la siguiente inscripción: “A LA HONROSA MEMORIA DE DOÑA ANA MARÍA BERZOSA DE BARRASA EN TESTIMONIO DE GRATITUD POR SU GENEROSO LEGADO A FAVOR DE LOS ACOGIDOS EN ESTE SANTO HOSPITAL, DEDICA ESTE RECUERDO EL EXCMO. AYUNTAMIENTO PATRONO DEL MISMO. AÑO 1878 ”.

Columna y capitel del siglo XV, ahora reutilizados en el Castillo de Fuensaldaña
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EL HOSPITAL DE SANTA MARÍA DE ESGUEVA II: El legado artístico

BIBLIOGRAFÍA
  • COSSIO, Francisco de: Guía de Valladolid y provincia (1922), Grupo Pinciano, Valladolid, 1990
  • GONZÁLEZ GARCÍA-VALLADOLID, Casimiro: Valladolid. Sus recuerdos y grandezas (3 tomos), 1900-1902, Valladolid, 1980
  • MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: “El arte en los hospitales de Valladolid”, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, 198?, pp. 190-200
  • RUBIO Y BORRÁS, Manuel: Nueva guía de Valladolid, Establecimiento Tipográfico Julián Torés, Valladolid, 1895
  • TIEDRA, José de: El Hospital de Santa María de Esgueva de Valladolid: fundación gloriosa y secular del Conde Don Pedro Ansúrez y Doña Eylo su mujer, Andrés Martín, Valladolid, 1937

jueves, 20 de diciembre de 2012

EL LEGADO DEL GRECO EN VALLADOLID III: Un cuadro desconocido del Greco en el Valladolid del siglo XVII


No pensé que el tema de El Greco en Valladolid diera más de sí, pero me equivoqué. Hace unos días, en una visita al Archivo Histórico Provincial, revisando unos legajos, encontré una tasación de cuadros, realizada por un pintor vallisoletano, en la cual aparecía un cuadro firmado por el cretense. No sé si el presente dato es inédito o no, tampoco importa. Solo me interesa dar a conocer que hubo otros cuadros pintados por El Greco en Valladolid, entre ellos éste.
El 20 de febrero de 1679 el pintor Manuel Juárez se encontraba tasando las pinturas que había dejado tras su muerte la señora Dª María Antonia del Valle. Entre todos ellas destacan multitud de retratos de Carlos V, Felipe III, Felipe IV, y sus respectivas esposas, este hecho si bien no es inusual es algo extraño debido a la cantidad de ellos, lo cual me lleva a pensar en la alta posición social de la finada. Este dato quizás se confirme al poseer en su colección “una pintura del Salvador y María de mano de Domenico Greco con marco dorado y negro en trescientos reales”.
Repasando varios catálogos completos de la obra de El Greco he llegado a la conclusión de que lo que el escribano llama “una pintura de Salvador y María” posiblemente se trate de la iconografía de “Cristo despidiéndose de su madre” o “Despedida de Cristo de la Virgen”, pues aparece nombrado de las dos formas.
Como suele ocurrir casi siempre, en la obra de El Greco, existen múltiples versiones del tema. Como sobre esta iconografía he logrado localizar cinco cuadros, y a ciencia cierta no se sabe cuál puede ser el que estuvo en la colección vallisoletana, hablaré brevemente sobre los cinco:

COLECCIÓN DANIELSON. Groton (Massachusetts)
No he logrado encontrar ningún dato sobre sus medidas ni sobre su procedencia.

PALACIO REAL. Sinaia (Rumanía)
Se trata de un pequeño óleo sobre tela (24 x 21 cm.). Es una réplica autógrafa, aunque de una fecha tardía dentro de la producción del pintor, posiblemente sea la más tardía de las cuatro. Debido a que las fotos son malas y en blanco y negro no puedo asegurarlo, pero posiblemente éste sea el que posteriormente se cita que estuvo en un retablo de la iglesia de San Vicente de Toledo. No se puede asegurar nada, pero hasta por las medidas me hacen creer que así lo sea. Si esto se confirmara la cifra de cuadros bajaría de cinco a cuatro.


MUSEUM BOYMANSVAN BEUNINGEN. Rotterdam (Países Bajos)
Sobre este óleo sobre lienzo (1,00 x 1,18 m.) no existe unanimidad ni en si es obra suya, o de taller, ni en su cronología. Mientras que Camón Aznar lo fecha hacia 1580, mientras que Wethey lo hace hacia 1585-1590, diciendo además  que se trata de una réplica de taller. Sin embargo Gómez Moreno se lo atribuye al propio Greco.
A pesar de estar considerablemente repintado, el lienzo se encuentra en general en buenas condiciones. El borde inferior parece haber sido doblado sobre el bastidor y después restaurado. El cuello de Cristo presenta un aire muy particular, y la mano izquierda de la Virgen muestra una extraña deformación, debida probablemente a los retoques modernos. Según Wethey la calidad de la pintura no alcanza el nivel de las obras originales de El Greco.
Con anterioridad el cuadro figuró en la madrileña iglesia Nuestra Señora del Recuerdo.

MUSEO DE SANTA CRUZ. Toledo (España)
Con este cuadro (1,31 x 0,83 m.) ocurre como con el anterior, y es que existen disparidad de opiniones. Mientras que A. L. Mayer y el Dr. Soehner lo consideran obra directa de El Greco, Wethey piensa que lo es de taller. Además, según este último, el lienzo es una ruda y mecánica copia, que fue restaurada y barnizada en 1963. En cuenta a la fecha, Mayer y Camón Aznar proponen el año 1580, mientras que Soehner 1582-1583.

IGLESIA DE SAN VICENTE. Toledo (España)
En la actualidad no conozco su paradero. Este cuadro, de fecha no determinada, existió en el ático del retablo mayor de la iglesia de San Vicente hasta 1961. El Dr. Soehner cataloga esta segunda copia con el nº 242 y la fecha en los años 1691-1717, contemporáneamente a la reconstrucción del retablo. Asignado al maestro por Mayer y Puppi. Para Cossío, Camón Aznar y Wethey es copia. Como ya se comentó en el cuadro custodiado en Rumanía, posiblemente éste sea el que fue a parar allí.
BIBLIOGRAFÍA
  • FRATI, Tiziana: La obra pictórica completa de El Greco, Noguer, Barcelona, 1970
  • WETHEY, Harold E.: El Greco y su escuela (2 tomos), Guadarrama, Madrid, 1967